sábado, 3 de septiembre de 2011

martes, 30 de agosto de 2011

Nos movilizamos por responsabilidad

En los últimos días han aparecido en los medios de comunicación varias declaraciones de la Consejera de Educación de Madrid, así como la carta que la Presidenta de la Comunidad ha enviado a cada uno de los Profesores de Educación Secundaria en relación a las medidas que la Consejería ha anunciado para este curso que comienza. Dichas declaraciones deben ser  rebatidas para que los ciudadanos, y en especial los padres y alumnos, tengan toda la información sobre la verdadera repercusión que estas medidas van a tener en la enseñanza en los institutos de Madrid.
 
Pancartas IES Máximo Trueba
En el post anterior hemos explicado las consecuencias que el aumento en dos horas lectivas por profesor va a tener en el funcionamiento de los centros y en especial en la calidad de enseñanza que reciben nuestros alumnos. Pues bien, la Consejera continúa la batalla mediática anuciando ahora un aumento “significativo” de sueldo por el aumento de horas lectivas. Sin embargo, es importante reiterar que las movilizaciones propuestas por los profesores no se deben a peticiones salariales, sino a nuestra profunda preocupación por las condiciones de trabajo que se nos van a imponer y que van a repercutir muy negativamente en la atención y formación que  nuestros jóvenes van a recibir. ¿Qué pretende la Consejera anunciando este aumento salarial pocos días antes de que comiencen las movilizaciones cuando esta no era una de nuestras reivindicaciones actuales? Muchos profesores sentimos este anuncio como un insulto a nuestra dignidad y profesionalidad. Pedimos detener unos recortes que minan la calidad de la educación y nos contestan con un aumento salarial. ¿Acaso pretenden callarnos por dos cuartos?

En la carta que la Presidenta de la Comunidad ha enviado a cada uno de nosotros, nos recuerda que “las circunstancias del momento son especialmente graves y confío en que ustedes sepan entenderlas y responder con generosidad y sentido del deber. Ustedes, en las aulas, y nosotros, desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid, compartimos una responsabilidad inmensa en la formación de nuestros jóvenes.” Pues bien, acierta en algo la Presidenta, los profesores entendemos  la situación y como bien dice, sentimos una responsabilidad inmensa sobre la formación de nuestros alumnos, y es exactamente éste el motivo por el que nos movilizamos. Por responsabilidad vamos a luchar por la calidad de la educación en los institutos de Madrid, por nuestras condiciones laborales, que significan poder atender a nuestros alumnos como es su derecho constitucional.

¿Todo este jaleo por dos horas más?

El pasado 4 de julio la Viceconsejería de Educación de la Comunidad de Madrid publicó las instrucciones para el curso 2011/2012, destinadas a los centros públicos no universitarios. Las novedades resultaron muy controvertidas desde el primer momento, pero hay una que ha dado lugar a varias malinterpretaciones: el aumento de horas lectivas en los horarios de los profesores. Esta medida afecta a los docentes de Educación Secundaria, Formación Profesional y Enseñanzas de Régimen Especial y ha sido muy comentada en diversos medios de comunicación, con muy distintos enfoques. Leyendo las palabras de la Consejera de Educación, Lucía Figar, quien casi dos meses después afirma que este aumento de horas irá acompañado de una subida "significativa" de sueldo, es difícil entender el motivo de las quejas de los profesores. ¿Pasar de 18 a 20 horas lectivas semanales, con un aumento salarial? ¿En tiempo de crisis? ¿Con la cantidad de trabajadores que están siendo despedidos, la tasa de paro juvenil, la necesidad de ahorro en el gasto público de todo el país?


Dada esta situación, parece necesario explicar qué consecuencias se derivan de este aumento de horas que puede resultar tan insignificante para cualquier lector que no se dedique a la docencia. En primer lugar, debemos mencionar que hasta hace dos años lo habitual era que un profesor impartiera 18 periodos lectivos, los que se refieren a la labor en el aula con los alumnos. La Orden que regula la organización y funcionamiento de los centros señala que estas horas pueden llegar a un máximo de 21 "excepcionalmente". Es decir, que lo que hasta hace poco era una excepción se ha convertido en una norma. También conviene recordar que el horario de los profesores se completa con periodos complementarios (guardias, reuniones, atención a padres) y horas de libre disposición (preparación de clases, corrección, formación permanente), fuera del centro. Así, la jornada semanal llega a las 37'5 horas, similar a la de cualquier otro empleo.

Pero, ¿qué sucede si en lugar de 18 periodos lectivos hay que impartir 20?

Quizá la consecuencia más grave es que miles de profesores interinos dejan de ser contratados, la mayoría profesores de Educación Secundaria. Dicho así podemos interpretar la medida como positiva: la Comunidad deja de pagar un montón de sueldos superfluos y ahorra varios millones de euros. Pero hay otra lectura más completa. Uno de los logros de la escuela pública frente a la privada es la atención a la diversidad. Y para conseguir dicha atención es imprescindible que los centros dispongan de un amplio número de profesionales que puedan encargarse de los distintos niveles de aprendizaje a través de refuerzos y desdobles en matemáticas y lengua, clases de conversación en inglés, asignaturas optativas, compensatoria, guardias... Otra gran diferencia entre enseñanza pública y privada viene siendo la especialización del docente en la materia que imparte. Sin profesores interinos va a ser cada vez más frecuente encontrarse con asignaturas impartidas por no especialistas, es decir, que el profesor de Plástica imparta Educación Física, por ejemplo. Si a esto le sumamos el aumento del número de alumnos, es obvio que la labor de estos miles de trabajadores es absolutamente necesaria. Empleados que pasan a engrosar las listas de parados sin compensación alguna después de, en numerosos casos, haber trabajado para la Comunidad de Madrid durante varios años.

Pero... ¿y a los funcionarios? ¿Cómo les afecta un par de horas más de trabajo?

Un par de horas lectivas suele suponer un grupo más de alumnos, o lo que es lo mismo, unos treinta chicos y chicas más a los que atender. Una clase más que preparar, un montón más de cuadernos y exámenes para corregir... Todo ello comprimido en el mismo horario de trabajo. Eso significa una menor dedicación personal a cada alumno, ya que podemos adelantar que algunos profesores impartirán clase a un total de casi doscientos estudiantes. Mucho más trabajo después de los recortes sufridos durante el último año en el sueldo y las pagas extra.

¿Y a los alumnos? ¿Les repercute de alguna manera esta medida?

Si tenemos en cuenta que van a tener a menos profesores a su disposición y que éstos van a estar saturados de trabajo, parece claro que dos horas lectivas más van a conseguir mermar considerablemente la atención individualizada del alumnado, uno de los pilares de la LOE. Y va a ser muy difícil un correcto seguimiento por parte de sus tutores y  del equipo de orientación, escasearán las prácticas en el laboratorio, la oferta de asignaturas optativas...

Algo que parece tan simple como un pequeño aumento de las horas lectivas es en realidad un paso más en el deterioro paulatino de la Educación Pública. Educación que debería ser protegida por la Consejería, pero que finalmente tiene que ser defendida por el profesorado, que no pide trabajar dos horas menos, sino trabajar en unas condiciones mucho más favorables.